LA
VERTICALIDAD - Estar de pie
Joaquín Benito Vallejo
En la postura erguida, -la que caracteriza a la especie humana y en la
que realizamos la mayor parte de nuestra actividad-, la verticalidad es una de
las leyes físicas que ha de cumplir el cuerpo.
Imaginemos el cuerpo como un edificio.
La verticalidad define el mínimo de fuerzas ajustándose a la ley de la gravedad que tira de nosotros desde el centro de la tierra. Ante esa fuerza que tira de nosotros hacia abajo, el cuerpo ha de realizar otra fuerza para mantener el cuerpo erguido. Esta fuerza ha de ser la justa, ni más ni menos. Téngase en cuenta que la verticalidad es la posición donde menor fuerza se hace. En cuento una parte del cuerpo se desvía de la vertical, otra parte y otros músculos han de hacer una fuerza mayor para sostenerla.
Economía de
energía / Armonía y equilibrio corporal / Regulación de fuerzas, donde todas
las piezas se interrelacionan unas con otras con el menor esfuerzo. Donde unos músculos
están más o menos activos para que otros se mantengan mas o menos pasivos.
La
musculatura más activa es la profunda; músculos cortos que unen las vértebras a
lo largo de la columna y músculos de las articulaciones sobre todo en el
centro: pelvis - omóplatos.
Sintamos y establezcamos la verticalidad desde los pies a la cabeza.
¿Es fácil? ¿Difícil? Eso va a definir nuestra armonía o desarmonía.
Nuestro desequilibrio de fuerzas. Nuestras tensiones y consiguientes dolores que esos
desequilibrios acarrean.
El centro del edificio es la pelvis. Desde ella salen dos pilares -piernas- que nos arraigan en el suelo-tierra. Y
desde ella se levanta una columna - torre, con 2 “pasillos” -brazos- hacia el
espacio.
La columna-torre está insertada en la pelvis, especie de
cajón-cimiento. La columna, suavemente ondulada respecto a un eje vertical
Los pilares, la columna y las vigas del edificio, que definen la
estructura corporal son los huesos. Unidos estos por los músculos, ligamentos
móviles, atirantados como cables. Para que la tienda se mantenga bien montada y
no la derrumbe el viento, unos cables han de tirar en una dirección y otros en
la opuesta. En caso contrario, el edificio, la tienda, el cuerpo, están
torcidos, desequilibrados, haciendo miles de fuerzas para poder mantenerse en
pie. Generando tensiones –dolores- en las áreas más expuestas como la zona
lumbar.
Pero, hay
más, mucho más, además el edificio camina. Va de calle en calle de ciudad en
ciudad… Puede cambiar de lugar constantemente, y a la vez que camina, puede ir
moviendo sus diferentes pisos, pasillos y azoteas, por diferentes lugares del
espacio y lo puede hacer más rápido o más lento y, y, y, baila y danza. ¡Un edificio
que baila! Un edificio vivo. Este es nuestro cuerpo.
Antes de bailar y caminar, volvamos al edificio estático, a la
postura corporal erguida, porque esta es otra, el edificio puede estar estático
pero en diferentes posiciones respecto al suelo, con diferentes apoyos, se puede
poner horizontal, unas partes horizontales, otras inclinadas, dobladas otras
más y otras verticales…
Sintamos los apoyos. Nuestros apoyos son los pies, similares a un trípode con tres puntos de apoyo fundamentales. Pero además, el peso puede oscilar de adelante atrás y de izquierda a derecha. ¿En qué zona o zonas recae el peso del cuerpo?
¿Qué ocurre cuando el peso recae en una zona u otra? ¿Cómo repercute esto en la
estructura corporal, en las diferentes partes del cuerpo?
¡Cuántas piezas hay que colocar! Desde los pies a la cabeza, unas
proyectándose hacia el centro de la tierra enraizándose en ella, otras
proyectándose hacia el cielo elevándose en contra de la gravedad, venciéndola,
siguiendo la verticalidad!
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