Vivencia y desarrollo de la
capacidad de tensión y distensión muscular.
Joaquín
Benito Vallejo
La
acción más básica y primordial que todo organismo ejerce es la alternancia
entre la tensión y la distensión.
La 1º regla del movimiento radica también ahí, el juego o la alternancia entre la tensión y la distensión.
Es la acción más básica y esencial de un músculo, a la vez que tiene lugar en todas las actividades de los organismos vivos como son por ejemplo la respiración y la circulación sanguínea.
Una acción por la cual, el músculo, el órgano, el organismo, se mantienen vivos y activos, pudiendo ejercer sus diferentes funciones.
La 1º regla del movimiento radica también ahí, el juego o la alternancia entre la tensión y la distensión.
Es la acción más básica y esencial de un músculo, a la vez que tiene lugar en todas las actividades de los organismos vivos como son por ejemplo la respiración y la circulación sanguínea.
Una acción por la cual, el músculo, el órgano, el organismo, se mantienen vivos y activos, pudiendo ejercer sus diferentes funciones.
¿Qué
significa esto?
Los
músculos tienen la capacidad de contraerse y de descontraerse. De extenderse y
de distenderse.
Todo
músculo, desde un estado supuesto de no estar haciendo nada –desde una supuesta
relajación-, puede contraerse, lo que significa acortarse, endurecerse,
comprimirse, etc., y lo que a su vez también exige un aumento de la tensión, de la
fuerza o de la energía.
Esta acción se realiza continuamente en las actividades cotidianas o movimientos que requiere la actividad diaria como coger un objeto, cambiarlo de lugar, etc., todas las acciones que podamos imaginar.
Y también ocurre este cambio en la tensión muscular a consecuencia de las emociones, reflejándose estas en contracciones diversas del cuerpo.
Bien, esto es una fase, una cara de la acción muscular.
La otra, que debe suceder a continuación, es la de volver a su estado inicial de inactividad, es decir, debe descontraerse o distenderse, perdiendo su contracción y su estado de tensión.
Esta acción se realiza continuamente en las actividades cotidianas o movimientos que requiere la actividad diaria como coger un objeto, cambiarlo de lugar, etc., todas las acciones que podamos imaginar.
Y también ocurre este cambio en la tensión muscular a consecuencia de las emociones, reflejándose estas en contracciones diversas del cuerpo.
Bien, esto es una fase, una cara de la acción muscular.
La otra, que debe suceder a continuación, es la de volver a su estado inicial de inactividad, es decir, debe descontraerse o distenderse, perdiendo su contracción y su estado de tensión.
Uno
de los aspectos esenciales que tenemos que desarrollar en nuestras clases de
movimiento, es desarrollar la capacidad de sentir y percibir las acciones de
contracción de los músculos y su correspondiente y seguida acción de
descontracción.
Esta acción doble, distinta y complementaria, siendo elemental, es a la vez casi desconocida, o mal conocida y poco vivenciada, para la mayoría.
Esta acción doble, distinta y complementaria, siendo elemental, es a la vez casi desconocida, o mal conocida y poco vivenciada, para la mayoría.
Las
experiencia de contracción y descontracción deben practicarse con todos y cada
uno de los músculos de las distintas partes del cuerpo, y de diversas maneras,
acrecentando la capacidad de percibir y de dirigir autónoma y voluntariamente
la virtud de graduar las tensiones musculares.
Llegando con esas acciones a desarrollar otra regla del movimiento: tener el tono o tensión justa y equilibrada en todas y en cada parte del cuerpo, el tono o la tensión que requiere cada acción y cada inacción.
Llegando con esas acciones a desarrollar otra regla del movimiento: tener el tono o tensión justa y equilibrada en todas y en cada parte del cuerpo, el tono o la tensión que requiere cada acción y cada inacción.
Al
principio esa percepción está poca afinada, es un poco burda, fijándose solo, o
ni siquiera esto, en diferenciar un músculo contraído o descontraído.
Pero
después, poco a poco, la percepción y la capacidad de contraer y descontraer,
se va haciendo más fina, regulada, controlada, diferenciando diversos grados de
contracción y descontracción.
Esta
es la tarea, realizar la contracción de la manera más lenta y gradual posible,
con el fin de aumentar la percepción y de desarrollar la capacidad de graduar
la tensión.
Hay que insistir siempre en ello.
Esa sería la 1ª fase de la contracción, llegando al máximo de la fuerza.
En una 2ª fase, ponemos la atención en mantener la tensión durante unos instantes o durante varias respiraciones, viviendo el máximo grado de tensión.
La 3ª fase sería la descontracción, en la que tratamos de permitir que la tensión o contracción se vaya evaporando lo más lentamente posible, de una manera involuntaria, es decir que, percibamos como la tensión va desapareciendo gradualmente, volviendo el músculo a su estado primigenio de relajación, y volviendo a su posición natural, la zona corporal que se movilizó.
La 4ª fase antes de volver a realizar otra contracción consiste en percibir la distensión.
Hay que insistir siempre en ello.
Esa sería la 1ª fase de la contracción, llegando al máximo de la fuerza.
En una 2ª fase, ponemos la atención en mantener la tensión durante unos instantes o durante varias respiraciones, viviendo el máximo grado de tensión.
La 3ª fase sería la descontracción, en la que tratamos de permitir que la tensión o contracción se vaya evaporando lo más lentamente posible, de una manera involuntaria, es decir que, percibamos como la tensión va desapareciendo gradualmente, volviendo el músculo a su estado primigenio de relajación, y volviendo a su posición natural, la zona corporal que se movilizó.
La 4ª fase antes de volver a realizar otra contracción consiste en percibir la distensión.
Esa
sería la pauta básica para vivenciar y desarrollar la capacidad de percibir, -sin cuya percepción no se puede
llegar a desarrollar la capacidad de realizar, -anexa a la percepción-,
debidamente la contracción y su correspondiente descontracción.
Bien,
ahora quisiera mencionar algunas cosas relacionadas con esto.
1- Desde su estado de relajación, el músculo puede
contraerse, pero también estirarse. Son dos acciones distintas y contrarias.
Pero son acciones en que la tensión crece y aumenta desde su estado relajado.
En las actividades cotidianas y laborales realizamos ambos tipos de acciones,
pero quizá, en la inactividad o en el mantenimiento
de las posturas habituales ligadas al desempeño del trabajo, hay una tendencia
a contraerse, y sobre todo con las emociones y preocupaciones. La contracción supone una retención de la
tensión que a la larga conlleva dolencias y deformaciones de la estructura
corporal así como disfunciones. Por ello, y en general hay que favorecer los
estiramientos. Estos son revitalizadores, donde la energía o tensión se
proyecta al exterior en lugar de quedar retenida en el interior.
2- En cada segmento corporal, hay al menos dos pares de músculos realizando a la vez una acción contraria. Unos son los agonistas y otros los antagonistas. Cada acción o movimiento comporta que unos de estos músculos se contraigan mientras que otros se estiren. Por lo tanto, en las tensiones o contracciones mantenidas durante mucho tiempo, haciéndose crónicas, unos músculos quedan acortados mientras que sus antagonistas quedan laxos. Unos y otros pierden su capacidad, su tono justo, no solo la posibilidad de realizar su acción contraria, sino que pierden una cierta capacidad de movimiento global, la capacidad de movimiento merma.
3- La acción básica de tensión – bien sea por contracción o por extensión- y su correspondiente distensión, son la clave de los métodos conscientes de relajación, y a su vez, de percepción y consciencia corporal, de conocimiento de uno mismo. De la misma manera que son las claves del movimiento y a su vez, del ritmo corporal.
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