viernes, 30 de junio de 2017

Equilibrio entre agonistas y antagonistas

Equilibrio entre agonistas y  antagonistas. (5ª ley del Movimiento Orgánico)

En todo movimiento encontraremos actuando dos grupos musculares, unos estirándose y otros flexionándose. El haz muscular directamente implicado en la realización del movimiento, el que realiza la contracción, se llama agonista. A la vez hay otro grupo de músculos realizando la acción contraria: estirándose. Este haz muscular es el antagonista, actúa contrarrestando la acción del primero. Sin la resistencia  del antagonista, el agonista no tiene razón de ser. Entre ambos ha de existir un equilibrio. Esto significa complementación. La interacción de los complementarios, la unidad de los contrarios. Se encuentran en todos los órdenes de la naturaleza. El movimiento equilibrado supone un equilibrio de fuerzas. A la fuerza de un músculo se opone otro realizando una contrafuerza del mismo grado. La resistencia y el alargamiento del antagonista ha de ser inversamente proporcional a la flexión y al acortamiento agonista. El antagonista ha de tener la capacidad de alargarse en el grado que necesita el agonista para acortarse y la resistencia adecuada para que no se acorte más de lo conveniente. El desequilibrio  entre agonistas y antagonistas se produce cuando los agonistas quedan demasiado acortados y con poca capacidad de estirarse y los antagonistas demasiado alargados, sin la capacidad de contraerse. Con ello se produce también un desequilibrio tónico. Unos músculos quedan demasiado tensos, y otros por el contrario, demasiado flojos. Otro desequilibrio más se produce en la estructura desalineando los huesos.

            Ello viene producido por una práctica inadecuada donde se infravalora el papel de los antagonistas y se concede una excesiva importancia a los agonistas. La optimización de las funciones ha de  proporcionarse por el equilibrio, consistente en considerar a ambos aspectos las dos caras de una misma moneda sin menospreciar a uno de ellos. Para ello, agonistas y antagonistas deben intercambiar su papel alternativamente, donde los flexores se alargan y los extensores se acortan. En ese intercambio permanente de papel, ambos grupos musculares serán siempre fuertes y flexibles a la vez.

            Pongamos un ejemplo con los músculos pectorales y dorsales. Si están equilibrados se mantiene bien emplazada la caja torácica. Cuando los dorsales pierden su fuerza y se estiran demasiado, los pectorales quedan contraídos y sin flexibilidad. También puede ser explicado a la inversa. El desequilibrio crónico dará como resultado una cifosis dorsal y un estrechamiento de la caja torácica que impide el buen funcionamiento de los órganos internos: corazón y pulmones con sus respectivas funciones: circulación y respiración.

La caída de la pelvis adelante es otro ejemplo de desequilibrio entre agonistas y antagonistas en donde los músculos abdominales se han quedado flojos y los lumbares contraídos.

            Para favorecer el equilibrio entre agonistas y antagonistas hemos de trabajarlos  -contraerlos y estirarlos-alternativamente. En el caso en que un haz de esos músculos tenga una deficiencia, hemos de posibilitar su recuperación. Si unos músculos están acortados, hay que favorecer su estiramiento. Si por el contrario están alargados  hemos de facilitar su acortamiento.