miércoles, 8 de mayo de 2019

CONEXIÓN-SENTIR


CONEXIÓN CONSIGO MISMO = SENTIR



¿Qué es anterior, sentir o estar en conexión? 
Podemos estar en conexión -con lo que sea, con nosotros, con los demás, con el entorno- con la condición de sentir, si nuestros sentidos están en el acto de sentir aquello que nos hayamos propuesto, si nuestros sentidos están abiertos a la percepción. 
Entonces, es necesario poner los sentidos en lo que deseamos sentir, lo cual requiere un acto de atención y de concentración en aquello que queremos sentir. Y esto, poner los sentidos atentos a algo, estar sintiendo ese algo, es estar en conexión con ello. 
Luego, hasta aquí, sentir es la premisa para estar en conexión, y la conexión amplifica el acto de sentir. 
Quizá haya que añadir la palabra consciencia. 
Estar en conexión significa estar en el momento presente sintiendo conscientemente, con la atención centrada en ese acto. Sin estar en otros pensamientos, fantasías o imaginaciones. Sin dispersarse con otros elementos. Y si esto ocurre, ser conscientes de que nos hemos ido de donde estamos y podemos volver a ello sin más. 
Sentir y estar en conexión son indisociables, se necesitan mutuamente, aunque lo prioritario es sentir. 
Para entrar en conexión con lo que queremos hacer, comenzamos poniendo la atención en sentir lo que hacemos. Para sentir lo que hacemos, hemos de estar en contacto con ello. Estar en conexión implica poner la atención y los sentidos en lo que estamos haciendo sin dispersión. 
Entonces, estar en conexión conlleva además centrar la energía que utilizamos, no malgastarla en otras tareas, que es lo que ocurre, al estar en otros pensamientos, o dispersarse. 
Y centrar la energía es fijar el tono, focalizarlo, utilizándolo de forma correcta, adecuada, tener el tono justo que requiere la acción. 
Es decir, estar equilibrado. 
Según lo que entendamos por relajación es también esto o no. 
Si entendemos que relajación significa estar tranquilos con lo que se está haciendo, si, es así. 
Si creemos que estar relajados es no hacer nada, entonces no. 
“Científicamente” podríamos decir, por ejemplo, que, si relajo un músculo, ello consiste en eliminar su tensión. 
Pero, mientras estemos vivos, el músculo aún estando relajado tiene una cierta tensión. Mientras estemos vivos, todo nuestro ser mantiene un cierto grado de tensión o de energía. Por tanto, hablamos de relajación cuando rebajamos la tensión habitual que se tiene.
Estar en conexión es estar sintiendo el momento presente de nuestro estar en lo que estemos, conscientemente, lo que conlleva centrar la atención y la energía, no malgastarla estando en otros pensamientos que nos dispersan, estar equilibrados, tranquilos relajados en lo que estamos. 
Las situaciones de estrés o de ansiedad, son contrarias a estar centrado y en conexión. Significa estar malgastando la energía, la atención, estar inquietos, con otros pensamientos, temores o fantasías lejos de la realidad.

  • El conocimiento del movimiento -y cada clase- se inicia –y se desarrolla- bajo la práctica de sentir. Sentir es el primer eslabón. El acto de sentir, es experimentar, probar, con el propio cuerpo. Y esto nos lleva a aprender, conocer, saber. El acto de sentir nos produce placer o displacer lo que va ligándose paulatinamente con la emoción y los sentimientos. Un conocimiento sentido, disfrutado, experimentado.

  • El acto de sentir focaliza nuestra atención, nos concentra. Nos hace estar en el momento presente, en nuestro propio cuerpo, en lo que estamos haciendo. Sentir no es pensar, ni fantasear, ni imaginar. (Aunque las sensaciones pueden conducir a la imaginación, y en este caso lo damos por válido) En general, el pensamiento, la imaginación y la fantasía nos llevan fuera de nosotros, al exterior, a otras tareas, al pasado o al futuro, nunca al presente. Aunque, también es verdad, que en determinados momentos hay que dejarse ir al pasado o al futuro, dejar que la imaginación se meta en el cuerpo a través del movimiento.

  • Sentir es estar en el propio cuerpo en el momento presente. Ese acto nos centra, diluye nuestras tensiones, nos relaja, nos equilibra. Nos hace más sensibles y disponibles, más abiertos para nosotros y para los otros. Y para emprender y realizar cualquier tarea.  El estrés por el contrario significa estar fuera de nosotros, en otras  “pre-ocupaciones”, sueños o temores. Nos inquieta y dispersa. 

  • Sentir es abrir las puertas de la percepción y la consciencia. De mantenerse alerta, concentrado, observando. Sentir en definitiva es conectar consigo mismo, -contacto corporal consciente consigo mismo-, y por añadidura, contacto corporal consciente con el espacio y con los demás.

La creación de un ambiente sensorial y de experimentación propicio viene dado fundamentalmente por la actitud –el papel sugerente y motivador- del profesor-. (Pero el profesor solo es un guía, el protagonista auténtico es el alumno, quien lleva a cabo el acto de sentir. 
El profesor ha de encontrar los medios para favorecer la experiencia del alumno. Si un caso concreto no sirve, ha de buscar otros. Cada alumno es distinto. Generalicemos que el alumno no está preparado para iniciar la experiencia de sentir porque él busca una meta, y no un camino, ¿Qué hacemos entonces? Habrá que cogerle de la mano, acompañarlo en el camino, e ir mostrándoselo. Habrá que enseñarle a sentir poco a poco. Pero quizá el problema esté en la falta de concentración, de contacto, de conexión consigo mismo, con lo que está haciendo, por lo tanto el 1º objetivo para esto es desarrollar la capacidad de conexión. Y esto es lo difícil, porque estamos inmersos en la dispersión.

  • Este papel es esencial para conseguir el objetivo de sentir y establecer el contacto consigo mismo, además de disfrutar del movimiento –solo se aprende realmente aquello que se disfruta, que emociona y conmociona, que conecta consigo mismo-, y a partir de ese disfrute se pueden ir conociendo e integrando las leyes por las que ha de regirse el movimiento.
  • No concebimos el movimiento de un modo mecanicista –como el manejo de una máquina- ni como una técnica rígida inflexible, sino de un modo sensorial, emocional, flexible, en el que cada persona puede adentrarse a su modo según su personalidad y sus características, con la guía o acompañamiento del profesor.

  • El profesor debe transmitir con su actitud, la pasión por lo que hace.
  • Solo se ha de guiar pedagógicamente el proceso

martes, 23 de abril de 2019

LA ACTITUD DEL PROFESOR. FORMA DE DAR LAS CLASES

LA ACTITUD DEL PROFESOR.
FORMA DE DAR LAS CLASES
Joaquín Benito Vallejo


Me ha preocupado siempre la forma de dar las clases. En ello radica la conexión consigo mismo y por lo tanto la capacidad de sentir y vivenciar el movimiento.  Siento una dicotomía entre mi ideal de impartir las clases y la realidad de cómo se dan. A veces coinciden, a veces no. Quiero hacer sentir el movimiento. Impregnarse del movimiento. Conectar con el movimiento. El acto de sentir es la raíz del pensamiento y del sentimiento mismo a nivel profundo, de la concentración en lo que se está haciendo, de la vivencia profunda en el estado presente. En caso contrario, las clases se hacen mecanicistas, mentales, lo que significa que, no se vivencia suficientemente lo que se está haciendo, y por lo tanto el movimiento, o el trabajo se hace superficial, mecánico. Hay personas que tienen la capacidad de conectar pronto con el movimiento, pero hay otras con más dificultades, que están más bien en el pensamiento, y otras personas están en otros asuntos distintos, en lugar de estar en el movimiento que se está realizando. Están más pendientes del resultado final que del principio y del proceso, cuando la meta siempre depende del inicio, no a la inversa. esto. Están en la superficie, en la apariencia, no en el ser. El resultado es buscar el halago, el éxito, el dinero, mientras que el principio y el proceso es el crecimiento propio como persona, el SER. La forma de dar las clases es clave. De todas formas, lo más probable es que esas personas que tienen dificultades seguirán teniéndolas, aunque menos.

Sentir es el 1º objetivo del movimiento, -el inicio del proceso- porque ello es la base de todo el conocimiento autentico. No podemos saltarnos esta premisa, con la excusa de que ya está sabido o es una pérdida de tiempo. La sociedad actual pasa de ella, va al objetivo último, -es como llegar a una meta sin haber recorrido un camino para ello-, busca atajos o hace trampas para llegar sin experimentar, sin vivir, porque lo que se premia es el resultado, no el camino seguido. Va a lo que considera útil y no accesorio. Es como comer o beber sin saborear, solo por llenar el buche, sin disfrutar de lo que se come o de con quién se come. En la comida y la bebida, sin embargo, al menos en algunos sectores, se piensa más en el disfrute que en llenarse realmente. Pero casi nadie aplica esto al movimiento. No se considera que el movimiento se puede y debe disfrutar aparte de que sea bueno para la salud. Además, lo aparentemente inútil, como el saborear, es más útil y saludable que llenar el estómago sin más, por muchas razones. Por el placer, que es el objetivo primordial de la vida, lo que realmente nos hace crecer y ser felices, y porque es más saludable para el cerebro en cuanto que establece nuevas conexiones neuronales. Para ello debe haber un guía -el profesor- que muestra cómo debe ser la “cata”.

En “El arte del tiro al arco”, el objetivo no es dar con la flecha en la diana, ello es una excusa para la transformación de sí mismo, este es el verdadero objetivo.

El primer objetivo tanto del profesor como del alumno debe ser su SER, su crecimiento personal, la trasformación de su ser. No solucionar un pequeño problema, no llegar a una meta, sino estar en el proceso, en la vivencia, en la experiencia, en el momento presente, en la vida, viviendo.

Lo que expongo a continuación es mi ideal, -que no siempre se hace realidad-.

1-    Sentir – Percibir –como premisa de la conexión y de la vivencia- ¿o a la inversa, conexión como premisa para sentir? O ambas premisas entrelazadas, como el huevo y la gallina, con el hecho del sentir uno se conecta, y conectamos para sentir.
·         1º crear un ambiente propicio para la concentración – para estar en sí mismo: ambiente físico, acogedor, con luz tenue, y sonido – música suave y armónica;
·   2º creación de un ambiente sensorial, de percepción y experimentación personal, llegando a la consciencia.
·      3º El profesor:  voz sugerente, cálida, poética, metafórica, incentivadora, amable, estimuladora, de ayuda, de respeto, de comprensión. Por  otro lado, el papel ha de ser –unas veces- sugerente, de cómo pueden moverse, más que imponer una forma de moverse determinada, -otras veces- que lo que se haga no sea nocivo. Dando pautas para explorar la forma de moverse. Dentro de esas pautas entran las leyes del Movimiento Orgánico, pero no de una manera impuesta sino como exploración. Sugerir si se puede hacer el movimiento con un tono mínimo; sugerir hacerlo modificando el tono; sugerir que después de una tensión haya un aflojamiento; etc., etc. Otro aspecto a desarrollar es que el movimiento sea expresivo. No solo percibir el cuerpo a niveles físicos, sino sentirlo globalmente , como transmisor de estados emocionales. Que siempre haya una impregnación del movimiento de modo global y que esa forma de moverse suscite sentimientos. Y otro más, es dar la posibilidad de “crear” a partir de las pautas con las que se hace cada ejercicio propuesto. Sin perder la esencia, ir buscando y desarrollando variantes donde se aúna esto con el punto anterior. (Esto no suele hacerse en las técnicas corporales al uso. No se invita al alumno a desarrollar la creatividad. En general los alumnos no saben qué hacer porque están acostumbrados a realizar las tablas o los ejercicios hechos por el profesor.

En síntesis:
Se habla de las técnicas o los métodos, de sus objetivos, pero no de la forma de llegar a ellos, independientemente de la línea metodológica a seguir. Sino de cómo ha de comunicar el profesor no solo para llegar al objetivo propuesto sino el proceso que ha de seguir para ello.

Cuando se habla de pedagogía también ha de hablarse de la forma de hablar y de la actitud del profesor. Se ha de crear un mundo nuevo, en que el participante quede subyugado. No en el sentido de quedar hipnotizado, sino de ofrecerle unos modos y pautas que le sumerjan en la conexión con lo que hace en el movimiento, base de la experiencia y la vivencia corporal. 
Ha de ser como una película o una novela que desde que empieza, uno queda atrapado por lo que cuenta y como lo cuenta, por las imágenes y las metáforas que utiliza… Una clase, cada clase, ha de ser una película, una novela, un poema… donde se crea un mundo de sensaciones, emociones, sentimientos, experiencias, imágenes, metáforas,

¡Fuera de nosotros el ambiente frío, distante, aséptico, académico, técnico, metálico!

Lo primero es crear un ambiente de concentración para sentir el movimiento.  Este ambiente de atención, concentración y sensación ha de ser creado por el profesor. Se trata fundamentalmente de su actitud y de su discurso. Qué es lo que dice, y sobre todo, cómo lo dice. Es el narrador de una historia en la que ha de implicar a los participantes para que sean los protagonistas. Para que experimenten profundamente por sí mismos las sensaciones que el movimiento provoca.

No solo únicamente se ha de crear un ambiente de concentración y de atención, hay que destacar la atención en las sensaciones y en las percepciones para llegar a la consciencia. Pero antes de ello, está el que cada uno se empape de las sensaciones, se embriague de ellas, disfrute.
               Saborear el movimiento para después analizar sus componentes.

            Repito, lo primero es sentir, saborear, impregnarse de las sensaciones. Meterse en otro mundo, el mundo del movimiento en todo su esplendor.


           Los objetivos generales del MO deben estar presentes permanentemente, aunque a veces ni siquiera hablemos de ellos. El ajuste del tono; el juego y contraste entre la tensión y la distensión; los centros energéticos del movimiento: pelvis – columna – omóplatos; y los recorridos naturales del  movimiento; la independización segmentaria y articular; la coordinación; el ritmo, la espacialidad; la secuenciación… Aunque siempre estén permanentes, debemos dedicar sesiones individuales especiales para desarrollar un poco más cada tema: sobre tensión – distensión, pasajes de energía desde pelvis y desde omóplatos, secuencias, etc.


lunes, 22 de abril de 2019

LA ACTITUD DEL PROFESOR La voz y el cuerpo


LA ACTITUD DEL PROFESOR
La voz y el cuerpo
Joaquín Benito Vallejo



LA VOZ - La forma en que se hacen las propuestas influye en el modo de vivirlas, sentirlas, experimentarlas y desarrollarlas. Es la cuestión de la forma y el contenido. La forma define el contenido. En una novela, en poesía, en teatro, en una película, etc., el contenido es fundamental, pero la forma en que se dice es lo que lo resalta o lo anula.
En las clases ocurre lo mismo. No es igual dar órdenes, que hacer propuestas, que hacer sugerencias. Son tres formas distintas. No es igual hablar en voz alta, que con voz suave, sugerente. No es igual utilizar una entonación y una actitud aséptica, neutra, estereotipada, mecánica, -como una máquina dispensadora de tabaco-, la actitud de dar las cosas por sabidas, y por tanto aburridas, etc., que una entonación amable, agradable, pausada, motivadora. La voz es una de las condiciones más importantes en la actitud del profesor al impartir las clases.

LA ACTITUD CORPORAL - Algo similar ocurre con la actitud corporal. No es lo mismo hacer las propuestas estando sentado que estando de pie. Si la actividad propuesta a los alumnos es para hacerla de pie, -o a la inversa- el profesor no puede hacer la propuesta desde otra posición diferente, es contradictoria, y al ser contradictoria se anula en sí misma. 
La actitud del profesor ha de estar en concordancia con la propuesta que se hace.  Puede estar sentado cuando observa un movimiento aunque los alumnos estén de pie o echados haciendo el ejercicio propuesto. Depende también de varios aspectos. Hacer un movimiento con los ojos cerrados o abiertos es distinto. Normalmente el alumno te imita en tu actitud, dejando en un segundo lugar lo que le estás diciendo. Por ello, es más importante, que él te vea con los ojos cerrados realizando un ejercicio o movimiento, a que le digas con los ojos abiertos, que haga el movimiento con los ojos cerrados. 
Otros ejemplos prácticos: observar cómo se hace la instrucción en el ejército, cómo se hace el trabajo corporal en un convento, en una secta, en la danza clásica, en Pilates, en fisioterapia. En taichí, en yoga…en flamenco, en tango,  en swing…. Cada disciplina tiene su forma de hablar y de comportarse
Y también cómo es el cuerpo del profesor que imparte la materia, qué se destaca en ese cuerpo, en el modo de vestir, además de en su comportamiento. 
El medio es el mensaje. Cómo digo una cosa condiciona lo que digo. Solo lo vivido de una manera afectiva y positiva queda más integrado. Las técnicas corporales en general no posibilitan ni favorecen la vivencia del movimiento. Hacen una enseñanza más mental, más racional, aunque estén utilizando el cuerpo. Se puede utilizar el cuerpo, realizar un movimiento, sin vivenciarlo, ni sentirlo, de un modo mecánico.
La voz y la actitud corporal y psíquica del profesor han de crear un entorno de atención para poder sentir. 
También el entorno se crea con el espacio, por medio de la luz, la música, etc., pero es secundario respecto a la voz y a la actitud del profesor. 
Voz, tranquila, sugerente, poética diría incluso –como hace Mercedes Ridocci en  las clases de Expresión Corporal - Danza Creativa, con imágenes, con metáforas… Lo cual tampoco tiene que llevar a seducir, como sinónimo de engañar

(Didier-Anzieu – la calidad de la voz del profesor o terapéuta tiene más efecto que el contenido de lo que dice –la forma hace al fondo- el acento dulce, calmado, tranquilizador, sugerente,.. es introyectado, mientras que las palabras se dejan de lado)


EL AMBIENTE - Hay que crear un ambiente propicio desde el principio, de seriedad, de atención, de concentración. Y darle una intriga como la que necesita una película o una novela. Y un ritmo propicio, introducción, nudo y desenlace. Ese ambiente lo proporciona fundamentalmente, la actitud del profesor, estando dentro y fuera a la vez, viviendo lo que están realizando los alumnos y observando para introducir nuevas pautas y sugerencias.
Con toda la atención puesta en lo que se está haciendo, vigilante y atento. Sin manifestar desparpajo. Exponiendo las consignas claras, concisas, motivadoras, firmes, sugerentes, profundas… 
Pero, sin abusar de las consignas, sin ser atosigante, sin estar siempre hablando.  Con la voz en un segundo término, pero sugerente y convincente. Con tranquilidad. Decir las propuestas pausadamente. Con seguridad, sin inquietud, sin precipitación. Mostrando los ejercicios necesarios adecuadamente, con todo detalle, poco a poco, a veces unos detalles, a veces, otros. No ha de darse todo de una vez, no hemos de querer siempre mostrar todo lo que sabemos. No.

EN SINTESIS - Voz suave, sugerente, relajante, delicada, convincente.
La postura debe ser el reflejo de la buena postura. No espatarrarse, no dejar caer la pelvis. No dar la imagen de abandono, de dejadez, de desmadejamiento, sin zascandilear de un sitio para otro, sin meter las manos en los bolsillos, sin rascarse, sin estar colocándose la ropa, o él mismo, continuamente.
Estar presente, sin acapararlo todo.
Llevar la ropa adecuada que remarque la buena postura. Que no disperse. Ser serio y amable.
Estar alerta y atento, a cada uno, dando la atención y el tiempo necesarios.
El buen ambiente también lo da la propia seguridad.

No estar más preocupado por hablar que por ver lo que se hace.

jueves, 7 de marzo de 2019

Educar-nos para la Ternura - Joaquín Benito Vallejo - afecto, contacto, comunicación, amor: amor y juego - patriarcado

Educar-nos para la Ternura - Joaquín Benito Vallejo - afecto, contacto, comunicación, amor: amor y juego - patriarcado: AMOR Y JUEGO – Fundamentos olvidados de lo humano – Desde el patriarcado a la democracia - Humberto Maturana y Gerda Verden-Zöller In...



SUBORDINACION CULTURAL PATRIARCAL
Lo que define o constituye al patriarcado no es la relación de sometimiento o subordinación de la mujer al hombre. Tal relación no es primaria en el origen del patriarcado.
Es el emocionar que constituye la apropiación: impedir el acceso normal de otro ser a algo que le es naturalmente legítimo.
El emocionar que constituye el poder y la obediencia: negación de sí mismo y negación del otro a cambio de conservar algo.
El emocionar de la jerarquía y la autoridad: negación del otro y de sí mismo aceptada ante un argumento trascendental de carácter racional, espiritual o místico.
El emocionar de la amistad y la enemistad junto con el deseo de control: la negación del otro en la falta de confianza.
Este emocionar debe haberse establecido como un aspecto de la manera cotidiana de vivir antes que las mujeres hayan podido ser sometidas y esclavizadas en el medio patriarcal de modo que sus hijos hayan podido llegar a ser adultos que aceptaban la esclavización de sus madres como algo natural.

jueves, 7 de febrero de 2019

Educar-nos para la Ternura - Joaquín Benito Vallejo - afecto, contacto, comunicación, amor: Reflexiones sobre el YO.

Educar-nos para la Ternura - Joaquín Benito Vallejo - afecto, contacto, comunicación, amor: Reflexiones sobre el YO.: Krishnamurti – Reflexiones sobre el YO. ¿Se puede vivir sin ampararse psicológicamente en la autoridad, -externa o interna ba..



Una nueva sociedad, un nuevo orden no puede ser establecido por otro, debe ser establecido por el propio individuo, por el propio hombre. El verdadero cambio o revolución viene de dentro, solo sobreviene cuando el hombre comprende sus relaciones, sus actividades, su forma de actuar, de pensar, de hablar, su actitud hacia su vecino, su mujer, su marido, sus hijos. Sin comprenderse a sí mismo solo producirá más desdicha, guerras, destrucción. 

SABOREAR EL MOVIMIENTO


     
      SABOREAR EL MOVIMIENTO
 -Hay que iniciar, amable y pedagógicamente al aprendizaje del movimiento-.




Queremos ofrecer un conocimiento profundo del cuerpo en movimiento mediante la vivencia y la experimentación personal.
Un conocimiento que parte de la sensación y de la percepción de todo cuando acontece en el cuerpo en su relación con el movimiento.

Primeramente el objetivo general y principal es:
  • Conocer el cuerpo de un modo global, en base a las leyes orgánicas del movimiento, pero sin profundizar demasiado en ellas, cosa que se irá haciendo paulatinamente y sin dejar de profundizar nunca, ya que el movimiento en este sentido no tiene limitaciones.

El primer objetivo va a ser:
  • desarrollar la capacidad de sentir y percibir el cuerpo  y el movimiento en todas sus múltiples posibilidades, e ir generando una conciencia y una actitud de escucha y de atención respecto a todo ello;
  • Sentir los apoyos del cuerpo en las diversas posturas que pueda ir adoptando: erguidos, echados, sentados… Sentir cómo y dónde recae el peso del cuerpo.
  • Cómo se distribuye o modifica con el movimiento.
  • Visualizar la posición de las distintas partes del cuerpo.
  • Captar y distinguir la tensión que hay en cada una de ellas.
  • Sentir la respiración.
  • Sentir el volumen corporal.
  • Distinguir el cuerpo del espacio exterior.
  • Percibir el espacio donde se desenvuelve el movimiento y el espacio más allá del movimiento, donde puede proyectarse o donde se dibuja el movimiento de los otros.
  • Una vez que se ha abierto la percepción, tratar de colocar al cuerpo correctamente según las leyes físicas, y
  • Establecer las acciones que hemos de llevar a cabo para ello. Qué fuerzas debemos hacer y dónde. Qué estiramientos. Cómo ha de ser la respiración.

       Vivenciar el movimiento significa sentirlo y experimentarlo en el propio cuerpo.
Es contrario a saber cosas por haberlas leído u oído sin haberlas experimentado.

Solamente es posible el aprendizaje auténtico, el que se integra en el cuerpo y en la mente y el que nos lleva a un cambio y una transformación personal, solamente es posible repito, mediante lo que hemos vivido.

Nadie cambia mediante la influencia de consejos o de lecturas. Sólo si estas provocan la vivencia.

Entonces, nadie puede modificar una postura o un tipo de movimiento si no lo experimenta en él  mismo, en sí mismo, si no siente lo que hace y la necesidad de cambiar.

Por ello, es imprescindible la vivencia del movimiento a la vez que, poderlo disfrutar.

Requiere darse tiempo para saborear el movimiento. Abordar su dificultad. Encontrar su sensualidad…

Cuando decimos vivenciar el cuerpo y el movimiento, esto significa sentir, percibir y tomar consciencia del cuerpo en todo lo relacionado con el movimiento.

Entonces, la vivencia y la consciencia han de estar siempre enlazadas y presentes
Es un aprendizaje progresivo, y hay que empezar por los aspectos más fáciles, más sencillos y también los más superficiales para ir profundizando poco a poco en cada clase y de variadas formas.

Exige una cierta disponibilidad  y  concentración, pero a la vez se irá desarrollando esa capacidad y creciendo en este sentido. 

Este comienzo no es igual para todas las personas, ello depende de su sensibilización previa hacia este tema y de sus capacidades de atención y percepción corporal.

Sentir, percibir, observar y tomar consciencia del movimiento puede ser muy arduo y difícil. Porque la educación, el trabajo y la vida en general nos han hecho en cierta medida máquinas. Hemos perdido con ello la capacidad de sentir lo más básico y preciado que somos: nuestro cuerpo y nuestro movimiento. Por ello es necesario estimular este camino, ayudar y  guiar estos procesos, conducir la observación y la vivencia.

Al principio esta vivencia es prácticamente física, relacionada con la labor que están ejerciendo los músculos, articulaciones, huesos, tensiones, pesos, etc., pero la vivencia no solo ha de quedar en esa observación física sino trascender hacia un plano más profundo donde viven las emociones y los sentimientos.

Es decir que, el movimiento según lo hagamos nos traslada al mundo de los sentimientos. Aquí realmente es donde, -para mí-,  se halla lo vivencial, lo otro puede ser un análisis muy profundo pero en cierto modo, mecanicista, o simplemente fisiológico.

El movimiento, como el propio nombre indica, es dinamismo puro. Y la actividad principal del cuerpo es el movimiento, pero eso no implica, que no existan periodos de inmovilidad manteniendo diversas posiciones. En estos casos la inmovilidad  forma parte del movimiento. Es la pausa del movimiento, similar a la coma o al punto en un texto escrito o hablado, o al silencio musical que puede indicar un receso o un cambio. –Pausa en la que cada uno puede repensar lo que acaba de leer, escribir, escuchar, hacer, disfrutar de las sensaciones gravadas, de las imágenes…, no es una pausa para evadirse o despistarse-. En la inmovilidad se da también un trabajo muscular, menor o mayor si la parada es activa o pasiva, en todo caso, distinto del realizado en el movimiento, depende dónde y cómo sea realizada esa parada.

En diferentes situaciones posturales vamos a propiciar la percepción activa de esa inmovilidad. En todos los casos el cuerpo mantiene unos apoyos con el suelo. A través de ellos se descarga el peso del cuerpo. Y a través de ellos nos impulsamos para movernos y desplazarnos. Se dan diferentes grados de tensión muscular en sus diferentes zonas corporales. Los huesos se alinean de determinadas maneras. Las relaciones entre las distintas partes del cuerpo son distintas. La respiración puede variar. Etc., etc.

Si la vivencia y la observación en el transcurso del movimiento entrañan una cierta dificultad, mayor dificultad puede existir en las fases de inmovilidad, porque el movimiento nos ofrece más referencias y sensaciones de nuestro cuerpo, aunque en la inmovilidad pudiera existir mayor comodidad, puede no ser realmente así, ya que la inmovilidad requiere otros esfuerzos diferentes a los que no estamos acostumbrados. También, porque nos asusta y nos da miedo la inmovilidad. Nuestra sociedad nos incita a estar siempre moviéndonos, de modo que no aceptamos la inmovilidad y nos resulta muy difícil, es propio de la inquietud y dispersión, bastante característica de nuestra sociedad, y de la escasez de conexión con lo corporal –con uno mismo-.

Por todo ello, combinamos los periodos de inmovilidad con los de movimiento y sus correspondientes vivencias. Creemos que es mejor iniciar la vivencia en la inmovilidad después de un periodo de movimiento dedicado a distendernos y soltar algunas tensiones con diversos estiramientos y movimientos de descarga más dinámicos.

A partir de ahí podemos iniciar una fase de inmovilidad  realizando la observación y la vivencia de una manera guiada, no dejando a cada persona que lo haga a su libre albedrío y espontaneidad porque en general, partimos de que no se tienen las herramientas adecuadas para ello. De la misma manera que la espontaneidad no existe tampoco. Nuestra sociedad nos la ha coartado y delimitado. Es necesario aprender recursos y desarrollar herramientas para llevar a cabo esas labores. La improvisación, la búsqueda, la libertad, la investigación se estimulan y desarrollan mediante pautas que van asentando ciertos recursos y habilidades para ello.

Hay que resaltar que la percepción del movimiento y del cuerpo va más allá del sentir fisiológico, sino que ha de llegar a un sentir emocional, imaginario, “sentimental”.
 Primero puede estar el sentir meramente físico, pero más adelante proponemos un sentir global emocional. Es decir que el cuerpo en su movimiento transmita una vivencia emocional. Esto ha de irse haciendo en cada clase pasando del sentir fisiológico al sentir emocional.


Realizar movimientos para activar y habitar zonas corporales, tener presencia, de todas y cada una de las partes del cuerpo en movimiento o en las diferentes posiciones que adopte. 

Encontrar otro sentido al  movimiento, el auténtico sentido, el  sentido de cada uno.
No quedarse en el mero, superfluo, superficial, sentido físico, de la salud. Si no que más adentro de esa mera superficie  física aunque  importante, está anidado, escondido, ocultado, reprimido,  castigado...,  otro sentido.  El sentido personal que además de físico es psíquico, emocional, sentimental.
Encontrar ese otro sentido es ampliar el sentir. Es abrirlo, porque el sentir también ha sido taponado, y ese tapón, impide saborear la esencia embriagadora y liberadora del movimiento.

Como enuncia el Tao: ejercicio es ejercitarse para superarse a sí mismo. Con él no se pretende conseguir una meta lejana o ser mejor que otro. La salud o la meta están en uno mismo, en su transformación y crecimiento personal. El mismo ejercicio nunca es el mismo. Porque el ejercicio al ejercitarse, no haciéndolo mecánicamente, nos transforma a nosotros y sentimos cada vez algo distinto o lo percibimos de distinta manera. La experiencia nunca es la misma.
Cuando "repetimos" un movimiento no podemos decir: "eso ya me lo sé". No es cierto. siempre es distinto. siempre lo sentiremos de distinta manera si lo saboreamos, si no partimos de que ya lo sabemos.
De modo similar a cuando comemos o bebemos algo que lo hacemos habitualmente, nunca es igual, nunca nos sabe igual.

martes, 5 de febrero de 2019

Cuerpo, mente, comunicación-Alfa Ínstitut-Joaquín Benito Vallejo: LA ACTITUD DEL PROFESOR

Cuerpo, mente, comunicación-Alfa Ínstitut-Joaquín Benito Vallejo: LA ACTITUD DEL PROFESOR: SOBRE LA ACTITUD DEL PROFESOR (Del prefacio de: “Cuerpo, mente, comunicación” -pags. 13 y siguientes) No hay que rebajar los ob...



Se ha de destacar la importancia de la actitud del profesor en esta tarea. La actitud refleja el modo de sentir y de estar e influye en la actitud de los alumnos. Nace de las vivencias previas y se manifiesta en su presencia en clase sintiendo plenamente cuanto se dice y se hace y estando en el sentir de cada persona sin que nadie pase desapercibido.