domingo, 20 de abril de 2014

LA VERTICALIDAD


LA VERTICALIDAD - Estar de pie
Joaquín Benito Vallejo

En la postura erguida, -la que caracteriza a la especie humana y en la que realizamos la mayor parte de nuestra actividad-, la verticalidad es una de las leyes físicas que ha de cumplir el cuerpo.


Imaginemos el cuerpo como un edificio.

La verticalidad define el mínimo de fuerzas ajustándose a la ley de la gravedad que tira de nosotros desde el centro de la tierra. Ante esa fuerza que tira de nosotros hacia abajo, el cuerpo ha de realizar otra fuerza para mantener el cuerpo erguido. Esta fuerza ha de ser la justa, ni más ni menos. Téngase en cuenta que la verticalidad es la posición donde menor fuerza se hace. En cuento una parte del cuerpo se desvía de la vertical, otra parte y otros músculos han de hacer una fuerza mayor para sostenerla.



Economía de energía / Armonía y equilibrio corporal / Regulación de fuerzas, donde todas las piezas se interrelacionan unas con otras con el menor esfuerzo. Donde unos músculos están más o menos activos para que otros se mantengan mas o menos pasivos. 


La musculatura más activa es la profunda; músculos cortos que unen las vértebras a lo largo de la columna y músculos de las articulaciones sobre todo en el centro: pelvis - omóplatos. 

Sintamos y establezcamos la verticalidad desde los pies a la cabeza.


¿Es fácil? ¿Difícil? Eso va a definir nuestra armonía o desarmonía. Nuestro desequilibrio de fuerzas. Nuestras tensiones y consiguientes dolores que esos desequilibrios acarrean.


El centro del edificio es la pelvis. Desde ella salen dos pilares -piernas- que nos arraigan en el suelo-tierra. Y  desde ella se levanta una columna - torre, con 2 “pasillos” -brazos- hacia el espacio.


La columna-torre está insertada en la pelvis, especie de cajón-cimiento. La columna, suavemente ondulada respecto a un  eje vertical


Los pilares, la columna y las vigas del edificio, que definen la estructura corporal son los huesos. Unidos estos por los músculos, ligamentos móviles, atirantados como cables. Para que la tienda se mantenga bien montada y no la derrumbe el viento, unos cables han de tirar en una dirección y otros en la opuesta. En caso contrario, el edificio, la tienda, el cuerpo, están torcidos, desequilibrados, haciendo miles de fuerzas para poder mantenerse en pie. Generando tensiones –dolores- en las áreas más expuestas como la zona lumbar.


 Pero, además, las diferentes piezas del edificio corporal son móviles. Imaginaos un edificio, con sus pisos, terrazas y azoteas que se mueven por el espacio. ¡Qué maravilla!


Pero, hay más, mucho más, además el edificio camina. Va de calle en calle de ciudad en ciudad… Puede cambiar de lugar constantemente, y a la vez que camina, puede ir moviendo sus diferentes pisos, pasillos y azoteas, por diferentes lugares del espacio y lo puede hacer más rápido o más lento y, y, y, baila y danza. ¡Un edificio que baila! Un edificio vivo. Este es nuestro cuerpo.



Antes de bailar y caminar, volvamos al edificio estático, a la postura corporal erguida, porque esta es otra, el edificio puede estar estático pero en diferentes posiciones respecto al suelo, con diferentes apoyos, se puede poner horizontal, unas partes horizontales, otras inclinadas, dobladas otras más y otras verticales…


 ¿Podemos mantener el cuerpo relajado en su conjunto sin desmadejarse ni caerse? ¿Cómo se gradúa esa energía? ¿Cómo podemos saber si el cuerpo está disponible, alerta, tranquilo, equilibrado?


 ¿Cómo se encuadran en la verticalidad las diferentes piezas interrelacionadas unas con otras, guardando una complementación?


Sintamos los apoyos. Nuestros apoyos son los pies, similares a un trípode con tres puntos de apoyo fundamentales. Pero además, el peso puede oscilar de adelante atrás y de izquierda a derecha. ¿En qué zona o zonas recae el peso del cuerpo? ¿Qué ocurre cuando el peso recae en una zona u otra? ¿Cómo repercute esto en la estructura corporal, en las diferentes partes del cuerpo?

 Vayamos ahora a la parte central del edificio corporal: la pelvis. ¿Está centrada en el eje vertical? ¿Cómo la colocamos? Si la pelvis está descentrada todo se descentra a su vez.


 Y desde ella, la columna ¿cómo se yergue la torre hasta la azotea? ¿Disfruta de suaves ondulaciones? ¿O sufre sus exageradas curvaturas? ¿Zona lumbar demasiado hundida y por lo tanto contraída? ¿Zona dorsal demasiado saliente cargada y pesada?  ¿Cómo las podemos recolocar, alinear, suavizar, enderezar?  



¡Cuántas piezas hay que colocar! Desde los pies a la cabeza, unas proyectándose hacia el centro de la tierra enraizándose en ella, otras proyectándose hacia el cielo elevándose en contra de la gravedad, venciéndola, siguiendo la verticalidad!



(Foto extraída del libro: Cómo dibujar la figura humana de J. Mª Parramón)

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