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miércoles, 8 de abril de 2015

Visualización y corrección de la posición erguida




Contacto consigo mismo en la posición erguida. 
El arte de Estar de pie – Verticalidad

- Presencia corporal - Consciencia de sí mismo - presencia en el espacio - arraigo en la tierra - proyección hacia el cielo - Tono justo equilibrado -
 Joaquín Benito Vallejo

      En primer lugar vamos a realizar la visualización del conjunto del cuerpo, sin ánimo de corregir nada, aunque probablemente esta visualización ya nos induzca a corregir algún aspecto. 
Ahora solo observar, sentir, percibir. Estar en sí mismo en la posición de pie.

En segundo lugar, o en otro momento distinto, vamos a corregir además la postura según lo que entendemos por postura correcta erguida.

1.- Visualización de la postura  erguida. (Conexión o contacto corporal consciente consigo mismo.- Sentir la globalidad del cuerpo y cada parte dentro del conjunto - Verticalidad – arraigo en la tierra, proyección hacia el cielo – rectitud – equilibrio de fuerzas).

Observaremos con detalle la posición erguida de nuestro cuerpo (Es necesario hacerlo a menudo sobre todo al comenzar la clase de movimiento, o en otras situaciones o momentos cotidianos)

Verticalidad  desde los pies a la cabeza – simetría entre el  lado derecho y el izquierdo –  Distribución de la tensión -  zonas relajadas - apoyos de los pies, distribución del peso del cuerpo -  situación de cada zona, - 

Sentir el cuerpo en su integridad desde los pies a la cabeza. Sentir su verticalidad. Sentir la simetría corporal. ¿Sentimos igual un lado que el otro? ¿Sentimos diferencias? Dónde y cómo.

Se trata de sentir el conjunto del cuerpo en la posición en que se encuentra.  
Este sentir es lo que también llamamos “conexión consigo mismo” o “Contacto corporal consciente consigo mismo”. 
Esto es necesario hacerlo en diferentes posiciones como introducción a diversos trabajos con el objetivo de ir profundizando en la percepción corporal y establecer en todo momento la conexión consigo mismo, fundamental para el trabajo corporal que proponemos. Los objetivos son múltiples (3) (en otro apartado exponemos estos objetivos).

·         Vamos a hacer un recorrido del cuerpo por partes.

·         Sentimos los apoyos de los pies en el suelo, la huella que queda impresa. Sentimos cómo se distribuye el peso del cuerpo a lo largo de los pies. En qué parte de los pies recae más. Si se distribuye por igual entre los dos pies o no.

·         Desde los pies, sentimos las piernas hacia las rodillas y las caderas. ¿Están las rodillas flojas? ¿Estiradas?

Sentimos la pelvis. Articulaciones de las caderas (íngles) – pubis – tripa – ombligo – ilíacos / isquiones – nalgas – lumbares… ¿Está la pelvis inclinada hacia adelante? ¿Están las lumbares hundidas? (Podemos tocarnos esas zonas. El tacto nos ayudará a obtener mayor percepción. En otras ocasiones utilizaremos el tacto.) (-4-objetivos del tacto)

·         Desde las lumbares, tratamos de sentir la espalda y la columna hacia la nuca.  Ponemos atención especial en sentir los omóplatos y los hombros.  Desde los hombros vamos por el pecho hacia la tripa y volvemos.

·         Desde los hombros sentimos los brazos, manos y dedos… y volvemos de nuevo a los hombros. ¿Están sueltos los brazos colgando libremente desde los hombros?

·         Desde los hombros subimos por el cuello hacia la cabeza. Sentimos el volumen de ésta.

·          Y la cara: boca – labios – mejillas – frente – párpados – ojos…

·         Volvemos a hacer un repaso por todo el cuerpo y tratamos de tener una imagen íntegra de él.

·         Vamos de nuevo a revisar cada parte observando la tensión o la fuerza que hay en ellas. ¿Estamos relajados o en tensión? ¿En qué zonas sentimos más tensión y en cuáles menos.  ¿Hay algunas zonas completamente relajadas?

·         Sentimos ahora la respiración. Las zonas que se movilizan con ella. Si es sincopada, o lenta, Si las fases son iguale o distintas. Si hay pausas entre ellas.

·         Volvemos a una visión global. ¿Qué sensación global tenemos de nuestro cuerpo?


Esta visualización no ha de hacerse demasiado larga, al menos al principio. Posteriormente, día a día puede profundizarse en ella. La podemos abordar de diferentes maneras poniendo más  hincapié en unos aspectos y en otros, en unas partes o en otras.

A veces abordamos esta  visualización ayudados del tacto con cada zona concreta antes de iniciar un trabajo con ella.

2.- Corrección de la postura.  Revisaremos ahora la postura global y cada zona en particular estableciendo relaciones entre una y otras.


Posteriormente o en otros momentos distintos, visualizaremos la imagen del cuerpo con la intención de corregirla según lo que entendemos por postura correcta aplicando las leyes orgánicas del movimiento. Es conveniente hacer esto también ante un espejo para tener una mayor percepción a través de la información visual. La corrección postural implica el trabajo de todas las zonas corporales, por partes y en su globalidad. La buena postura, tanto a nivel estático como en desplazamiento, caminando, significa el equilibrio armónico de todo el cuerpo, sobre todo de los centros energéticos -pélvico y escapular-. Es una imagen ideal a la que hay que aspirar pero que quizá nunca se consiga del todo realmente. Es el Yo ideal respecto al cuerpo y al movimiento. Sin embargo, en esa postura ideal física, interviene también el aspecto emocional y psíquico. En el ser vivo y más aún humano no existe el aspecto físico independiente del psíquico, ambos están unidos y condicionados. Nuestro aspecto físico postural refleja nuestro estado de ánimo y nuestra forma de ser, más aún, es una consecuencia de él. Luego, además de equilibrar el cuerpo a niveles físicos musculares y tensionales habría que armonizar a la vez el entramado psíquico. Aunque nuestro trabajo se centre en el aspecto físico, al menos hay que tener en cuenta el otro aspecto, psíquico, y ser conscientes de ello.




Yendo por partes: visualicemos cada zona para después emprender los ejercicios adecuados  para su armonización.


·         Desde la pelvis –el centro de gravedad del cuerpo, de la postura y del movimiento- las piernas se prolongan rectas hacia el suelo.

·         Las rodillas han de esta ligeramente flojas como muelles vivos. El peso del cuerpo se reparte equitativamente entre ambos pies y desde talones a dedos. Los pies paralelos dirigidos hacia el frente separados a la misma distancia que las ingles (articulaciones de las caderas).

·         Desde la pelvis, la columna se prolonga hacia la cabeza con unas suaves curvaturas.

·         Los omóplatos deben estar paralelos a unos 7 centímetros de la columna. Empujemos con ellos hacia abajo y atrás. Los hombros bajos y hacia atrás también.

·         Los brazos colgando sueltos como cordones de algodón.

·         El pecho expandido.

·         Las clavículas, horizontales y simétricas lo más posible desde el esternón hasta los hombros en su unión –acromión- con los omóplatos.

·         El cuello largo con la barbilla baja, a cuatro dedos del pecho.

·         Las zonas frágiles más comunes son las lumbares y las cervicales.

Empecemos de nuevo.

.  Para el cuello y zona dorsal: estiremos desde la nuca hacia el cielo, y desde los hombros empujar hacia atrás y abajo hacia los pies. Pongamos intención en alargar y ensanchar la zona de la nuca de oreja a oreja, los hombros tirando hacia abajo. Los pies presionan el suelo marcando bien su huella.

·         Tripa y nalgas apretadas. Omóplatos bajos y cerca de la columna. Hombros y brazos empujando hacia el suelo. Nunca tirando hacia el cielo.

·         Sintamos las fuerzas opuestas actuando: pies hacia abajo – nuca hacia arriba. Nalgas hacia adelante – tripa hacia atrás. Dorsales hacia adentro hundidas  – pecho hacia afuera abierto amplio. Hombros abajo – nuca hacia arriba. Es la acción de fuerzas antagonistas, de fuerzas que se equilibran. El equilibrio es el resultado de fuerzas contrarias actuando a la vez y con la misma intensidad. El equilibrio de la musculatura agonista y antagonista. Entre pecho y espalda. Entre tripa y lumbares. Entre el arriba y el abajo. Entre el adelante y atrás. Entre la zona inferior y la superior. Entre los pies y la cabeza. Entre el coxis y la nuca.

·         En la simetría observemos si ambos pies miran igual hacia adelante. Si las rodillas están rectas en relación con los pies y las articulaciones de las caderas –ingles-. Si el lado izquierdo está a la misma altura que el derecho. La misma percepción en los ilíacos, y en los hombros. ¿Tiene alguna parte del cuerpo o en su conjunto alguna inclinación hacia uno u otro lado






·         En la verticalidad, con el objetivo de que el conjunto del cuerpo se halle dentro de esa vertical, utilizamos la imagen de estirar desde la coronilla hacia el cielo y desde los pies hacia el centro de la tierra como dos fuerzas que tiran en sentido contrario. De arriba abajo – de abajo a arriba.


·         A la vez, otro par de fuerzas también contrarias empujan de adelante a atrás y de atrás hacia adelante: omóplatos empujando de atrás adelante – tripa empujando de adelanta atrás. Mantengamos esas 4 fuerzas actuando.
  

            
         (Foto extraída del libro: Cómo dibujar la figura humana de J. Mª Parramón)