martes, 23 de abril de 2019

LA ACTITUD DEL PROFESOR. FORMA DE DAR LAS CLASES

LA ACTITUD DEL PROFESOR.
FORMA DE DAR LAS CLASES
Joaquín Benito Vallejo


Me ha preocupado siempre la forma de dar las clases. En ello radica la conexión consigo mismo y por lo tanto la capacidad de sentir y vivenciar el movimiento.  Siento una dicotomía entre mi ideal de impartir las clases y la realidad de cómo se dan. A veces coinciden, a veces no. Quiero hacer sentir el movimiento. Impregnarse del movimiento. Conectar con el movimiento. El acto de sentir es la raíz del pensamiento y del sentimiento mismo a nivel profundo, de la concentración en lo que se está haciendo, de la vivencia profunda en el estado presente. En caso contrario, las clases se hacen mecanicistas, mentales, lo que significa que, no se vivencia suficientemente lo que se está haciendo, y por lo tanto el movimiento, o el trabajo se hace superficial, mecánico. Hay personas que tienen la capacidad de conectar pronto con el movimiento, pero hay otras con más dificultades, que están más bien en el pensamiento, y otras personas están en otros asuntos distintos, en lugar de estar en el movimiento que se está realizando. Están más pendientes del resultado final que del principio y del proceso, cuando la meta siempre depende del inicio, no a la inversa. esto. Están en la superficie, en la apariencia, no en el ser. El resultado es buscar el halago, el éxito, el dinero, mientras que el principio y el proceso es el crecimiento propio como persona, el SER. La forma de dar las clases es clave. De todas formas, lo más probable es que esas personas que tienen dificultades seguirán teniéndolas, aunque menos.

Sentir es el 1º objetivo del movimiento, -el inicio del proceso- porque ello es la base de todo el conocimiento autentico. No podemos saltarnos esta premisa, con la excusa de que ya está sabido o es una pérdida de tiempo. La sociedad actual pasa de ella, va al objetivo último, -es como llegar a una meta sin haber recorrido un camino para ello-, busca atajos o hace trampas para llegar sin experimentar, sin vivir, porque lo que se premia es el resultado, no el camino seguido. Va a lo que considera útil y no accesorio. Es como comer o beber sin saborear, solo por llenar el buche, sin disfrutar de lo que se come o de con quién se come. En la comida y la bebida, sin embargo, al menos en algunos sectores, se piensa más en el disfrute que en llenarse realmente. Pero casi nadie aplica esto al movimiento. No se considera que el movimiento se puede y debe disfrutar aparte de que sea bueno para la salud. Además, lo aparentemente inútil, como el saborear, es más útil y saludable que llenar el estómago sin más, por muchas razones. Por el placer, que es el objetivo primordial de la vida, lo que realmente nos hace crecer y ser felices, y porque es más saludable para el cerebro en cuanto que establece nuevas conexiones neuronales. Para ello debe haber un guía -el profesor- que muestra cómo debe ser la “cata”.

En “El arte del tiro al arco”, el objetivo no es dar con la flecha en la diana, ello es una excusa para la transformación de sí mismo, este es el verdadero objetivo.

El primer objetivo tanto del profesor como del alumno debe ser su SER, su crecimiento personal, la trasformación de su ser. No solucionar un pequeño problema, no llegar a una meta, sino estar en el proceso, en la vivencia, en la experiencia, en el momento presente, en la vida, viviendo.

Lo que expongo a continuación es mi ideal, -que no siempre se hace realidad-.

1-    Sentir – Percibir –como premisa de la conexión y de la vivencia- ¿o a la inversa, conexión como premisa para sentir? O ambas premisas entrelazadas, como el huevo y la gallina, con el hecho del sentir uno se conecta, y conectamos para sentir.
·         1º crear un ambiente propicio para la concentración – para estar en sí mismo: ambiente físico, acogedor, con luz tenue, y sonido – música suave y armónica;
·   2º creación de un ambiente sensorial, de percepción y experimentación personal, llegando a la consciencia.
·      3º El profesor:  voz sugerente, cálida, poética, metafórica, incentivadora, amable, estimuladora, de ayuda, de respeto, de comprensión. Por  otro lado, el papel ha de ser –unas veces- sugerente, de cómo pueden moverse, más que imponer una forma de moverse determinada, -otras veces- que lo que se haga no sea nocivo. Dando pautas para explorar la forma de moverse. Dentro de esas pautas entran las leyes del Movimiento Orgánico, pero no de una manera impuesta sino como exploración. Sugerir si se puede hacer el movimiento con un tono mínimo; sugerir hacerlo modificando el tono; sugerir que después de una tensión haya un aflojamiento; etc., etc. Otro aspecto a desarrollar es que el movimiento sea expresivo. No solo percibir el cuerpo a niveles físicos, sino sentirlo globalmente , como transmisor de estados emocionales. Que siempre haya una impregnación del movimiento de modo global y que esa forma de moverse suscite sentimientos. Y otro más, es dar la posibilidad de “crear” a partir de las pautas con las que se hace cada ejercicio propuesto. Sin perder la esencia, ir buscando y desarrollando variantes donde se aúna esto con el punto anterior. (Esto no suele hacerse en las técnicas corporales al uso. No se invita al alumno a desarrollar la creatividad. En general los alumnos no saben qué hacer porque están acostumbrados a realizar las tablas o los ejercicios hechos por el profesor.

En síntesis:
Se habla de las técnicas o los métodos, de sus objetivos, pero no de la forma de llegar a ellos, independientemente de la línea metodológica a seguir. Sino de cómo ha de comunicar el profesor no solo para llegar al objetivo propuesto sino el proceso que ha de seguir para ello.

Cuando se habla de pedagogía también ha de hablarse de la forma de hablar y de la actitud del profesor. Se ha de crear un mundo nuevo, en que el participante quede subyugado. No en el sentido de quedar hipnotizado, sino de ofrecerle unos modos y pautas que le sumerjan en la conexión con lo que hace en el movimiento, base de la experiencia y la vivencia corporal. 
Ha de ser como una película o una novela que desde que empieza, uno queda atrapado por lo que cuenta y como lo cuenta, por las imágenes y las metáforas que utiliza… Una clase, cada clase, ha de ser una película, una novela, un poema… donde se crea un mundo de sensaciones, emociones, sentimientos, experiencias, imágenes, metáforas,

¡Fuera de nosotros el ambiente frío, distante, aséptico, académico, técnico, metálico!

Lo primero es crear un ambiente de concentración para sentir el movimiento.  Este ambiente de atención, concentración y sensación ha de ser creado por el profesor. Se trata fundamentalmente de su actitud y de su discurso. Qué es lo que dice, y sobre todo, cómo lo dice. Es el narrador de una historia en la que ha de implicar a los participantes para que sean los protagonistas. Para que experimenten profundamente por sí mismos las sensaciones que el movimiento provoca.

No solo únicamente se ha de crear un ambiente de concentración y de atención, hay que destacar la atención en las sensaciones y en las percepciones para llegar a la consciencia. Pero antes de ello, está el que cada uno se empape de las sensaciones, se embriague de ellas, disfrute.
               Saborear el movimiento para después analizar sus componentes.

            Repito, lo primero es sentir, saborear, impregnarse de las sensaciones. Meterse en otro mundo, el mundo del movimiento en todo su esplendor.


           Los objetivos generales del MO deben estar presentes permanentemente, aunque a veces ni siquiera hablemos de ellos. El ajuste del tono; el juego y contraste entre la tensión y la distensión; los centros energéticos del movimiento: pelvis – columna – omóplatos; y los recorridos naturales del  movimiento; la independización segmentaria y articular; la coordinación; el ritmo, la espacialidad; la secuenciación… Aunque siempre estén permanentes, debemos dedicar sesiones individuales especiales para desarrollar un poco más cada tema: sobre tensión – distensión, pasajes de energía desde pelvis y desde omóplatos, secuencias, etc.


lunes, 22 de abril de 2019

LA ACTITUD DEL PROFESOR La voz y el cuerpo


LA ACTITUD DEL PROFESOR
La voz y el cuerpo
Joaquín Benito Vallejo



LA VOZ - La forma en que se hacen las propuestas influye en el modo de vivirlas, sentirlas, experimentarlas y desarrollarlas. Es la cuestión de la forma y el contenido. La forma define el contenido. En una novela, en poesía, en teatro, en una película, etc., el contenido es fundamental, pero la forma en que se dice es lo que lo resalta o lo anula.
En las clases ocurre lo mismo. No es igual dar órdenes, que hacer propuestas, que hacer sugerencias. Son tres formas distintas. No es igual hablar en voz alta, que con voz suave, sugerente. No es igual utilizar una entonación y una actitud aséptica, neutra, estereotipada, mecánica, -como una máquina dispensadora de tabaco-, la actitud de dar las cosas por sabidas, y por tanto aburridas, etc., que una entonación amable, agradable, pausada, motivadora. La voz es una de las condiciones más importantes en la actitud del profesor al impartir las clases.

LA ACTITUD CORPORAL - Algo similar ocurre con la actitud corporal. No es lo mismo hacer las propuestas estando sentado que estando de pie. Si la actividad propuesta a los alumnos es para hacerla de pie, -o a la inversa- el profesor no puede hacer la propuesta desde otra posición diferente, es contradictoria, y al ser contradictoria se anula en sí misma. 
La actitud del profesor ha de estar en concordancia con la propuesta que se hace.  Puede estar sentado cuando observa un movimiento aunque los alumnos estén de pie o echados haciendo el ejercicio propuesto. Depende también de varios aspectos. Hacer un movimiento con los ojos cerrados o abiertos es distinto. Normalmente el alumno te imita en tu actitud, dejando en un segundo lugar lo que le estás diciendo. Por ello, es más importante, que él te vea con los ojos cerrados realizando un ejercicio o movimiento, a que le digas con los ojos abiertos, que haga el movimiento con los ojos cerrados. 
Otros ejemplos prácticos: observar cómo se hace la instrucción en el ejército, cómo se hace el trabajo corporal en un convento, en una secta, en la danza clásica, en Pilates, en fisioterapia. En taichí, en yoga…en flamenco, en tango,  en swing…. Cada disciplina tiene su forma de hablar y de comportarse
Y también cómo es el cuerpo del profesor que imparte la materia, qué se destaca en ese cuerpo, en el modo de vestir, además de en su comportamiento. 
El medio es el mensaje. Cómo digo una cosa condiciona lo que digo. Solo lo vivido de una manera afectiva y positiva queda más integrado. Las técnicas corporales en general no posibilitan ni favorecen la vivencia del movimiento. Hacen una enseñanza más mental, más racional, aunque estén utilizando el cuerpo. Se puede utilizar el cuerpo, realizar un movimiento, sin vivenciarlo, ni sentirlo, de un modo mecánico.
La voz y la actitud corporal y psíquica del profesor han de crear un entorno de atención para poder sentir. 
También el entorno se crea con el espacio, por medio de la luz, la música, etc., pero es secundario respecto a la voz y a la actitud del profesor. 
Voz, tranquila, sugerente, poética diría incluso –como hace Mercedes Ridocci en  las clases de Expresión Corporal - Danza Creativa, con imágenes, con metáforas… Lo cual tampoco tiene que llevar a seducir, como sinónimo de engañar

(Didier-Anzieu – la calidad de la voz del profesor o terapéuta tiene más efecto que el contenido de lo que dice –la forma hace al fondo- el acento dulce, calmado, tranquilizador, sugerente,.. es introyectado, mientras que las palabras se dejan de lado)


EL AMBIENTE - Hay que crear un ambiente propicio desde el principio, de seriedad, de atención, de concentración. Y darle una intriga como la que necesita una película o una novela. Y un ritmo propicio, introducción, nudo y desenlace. Ese ambiente lo proporciona fundamentalmente, la actitud del profesor, estando dentro y fuera a la vez, viviendo lo que están realizando los alumnos y observando para introducir nuevas pautas y sugerencias.
Con toda la atención puesta en lo que se está haciendo, vigilante y atento. Sin manifestar desparpajo. Exponiendo las consignas claras, concisas, motivadoras, firmes, sugerentes, profundas… 
Pero, sin abusar de las consignas, sin ser atosigante, sin estar siempre hablando.  Con la voz en un segundo término, pero sugerente y convincente. Con tranquilidad. Decir las propuestas pausadamente. Con seguridad, sin inquietud, sin precipitación. Mostrando los ejercicios necesarios adecuadamente, con todo detalle, poco a poco, a veces unos detalles, a veces, otros. No ha de darse todo de una vez, no hemos de querer siempre mostrar todo lo que sabemos. No.

EN SINTESIS - Voz suave, sugerente, relajante, delicada, convincente.
La postura debe ser el reflejo de la buena postura. No espatarrarse, no dejar caer la pelvis. No dar la imagen de abandono, de dejadez, de desmadejamiento, sin zascandilear de un sitio para otro, sin meter las manos en los bolsillos, sin rascarse, sin estar colocándose la ropa, o él mismo, continuamente.
Estar presente, sin acapararlo todo.
Llevar la ropa adecuada que remarque la buena postura. Que no disperse. Ser serio y amable.
Estar alerta y atento, a cada uno, dando la atención y el tiempo necesarios.
El buen ambiente también lo da la propia seguridad.

No estar más preocupado por hablar que por ver lo que se hace.