jueves, 9 de abril de 2020

¿PARA QUÉ SIRVE UN EJERCICIO?













¿Para qué sirve un ejercicio, un movimiento?

¿Para qué sirve un pastel, un pescado al horno, 
un filete a la plancha, un tomate con aceite…?

No nos preguntamos esto último, 
pero sí nos preguntamos lo primero.
¿Porqué?

Damos por supuesto que un pastel sirve para saborearlo, 
pero desconocemos que un movimiento sirve para sentir placer.

Cuando comemos, generalmente lo hacemos porque disfrutamos con la comida, 
sin plantearnos las vitaminas que tiene, 
ni para qué sirve. 
Sirve para vivir, lo hacemos porque disfrutamos.

Con el movimiento -que también sirve para vivir-
y para disfrutar, nos tenemos que preguntar previamente, 
qué reuma cura, o qué dolor evita.

Hay muchas cosas que nos proporcionan la vida, 
pero, la naturaleza ha hecho que todas esas cosas, 
sean placenteras, no que sean un sacrificio. 
Porque al ser placenteras nos atraen y por ello, 
sin nosotros planteárnoslo, nos impulsan a hacerlo 
y nos dan vida.

En esta sociedad, 
se ha inculcado la idea de que las cosas deben tener una utilidad, servir para algo, ser efectivas.

Y vivimos y trabajamos con esa idea.
Pero, las cosas que parecen no tener ninguna utilidad,
 son en el fondo las más efectivas, 
porque por ellas somos felices, 
y estamos encantados de vivir.

Efectivo es el trabajo, banal es el juego.
El uno es sacrificio el otro placer.

¿Podría ser el trabajo un juego y transmutarse en placer?

En “El arte del tiro al arco”, el objetivo no es dar con la flecha en la diana, ello es una excusa para la transformación de sí mismo, este es el verdadero objetivo.

 

El 1º objetivo tanto del profesor como del alumno debe ser su SER, su crecimiento personal, la trasformación de su ser. No solucionar un problema, no llegar a una meta, sino estar en el proceso, en la vivencia, en la experiencia, en el momento presente, en la vida, viviendo.

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