MOVIMIENTO ORGÁNICO: BASE DE SALUD Y ARMONÍA CORPORAL
Joaquín Benito Vallejo
Joaquín Benito Vallejo
El Movimiento Orgánico es aquel que se desenvuelve según las leyes
naturales. Es por tanto, el movimiento
correcto, sano, fluido, armónico y equilibrado, base a su vez, para que la
estructura corporal ‑ huesos, músculos, articulaciones, así como el conjunto de
las funciones orgánicas ‑ digestión, circulación, respiración se mantengan en un grado óptimo de salud.
Es bien sabido
que el movimiento - el "ejercicio" como suele decirse -, es la mejor receta para prevenir y aliviar
casi, la mayoría de las enfermedades de nuestra época, producidas por los
excesos de comida, de azucares y de grasas, trastornos cardiovasculares, problemas óseos como osteoporosis, cifosis
o lumbalgias, el estrés, los disturbios emocionales, etc., etc., etc.
Sin embargo,
aunque siempre se recomienda hacer ejercicio, ni se tiene la suficiente consciencia de su necesidad, ni se crean las
posibilidades para llevarlo a cabo, ni el ejercicio que se hace es el correcto.
Subrayemos primero que
el movimiento o el ejercicio, es tan necesario como la alimentación o el sueño
para mantener la salud integral diaria.
Subrayemos
después que el movimiento para que sea
una actividad beneficiosa, debe ser bien hecho, desarrollándose según las
leyes naturales. En caso contrario, o estamos acarreando un perjuicio mayor o
no sacamos el beneficio suficiente. Por ejemplo: la gran mayoría de los problemas de la columna vertebral (lumbagos,
ciáticas, hernias discales, etc.) están provocados por las malas posturas o los
movimientos incorrectos que mantenemos en las actividades cotidianas pero
también son provocados por la práctica de determinados deportes, gimnasias o
técnicas corporales inadecuadas.
A otro nivel, el movimiento bien hecho es un estímulo
para la mente, activa las neuronas, estructura el pensamiento y enriquece
la imagen de uno mismo y la autoestima, mientras que los movimientos rutinarios,
repetitivos y mecánicos realizados cotidianamente, así como los propuestos por
las gimnasias habituales, robotizan e insensibilizan a la persona.
La actividad
cotidiana en nuestra sociedad se caracteriza por no realizar la cantidad de
movimiento necesario para que el cuerpo se mantenga equilibrado en cuanto a
peso, azúcar, colesterol, etc., ni para activar suficientemente el conjunto de
las funciones corporales ni mentales.
Por otra parte,
se haga o no el suficiente ejercicio, el movimiento cae en la rutina. Se hacen
siempre los mismos movimientos y se mantienen las mismas posturas durante
largos periodos de tiempo. Este hecho, poco a poco llega a producir un
desequilibrio de toda la estructura corporal, que se manifestará más
concretamente en algunas zonas, como dolencias o fatiga.
Este tipo de movimientos y posturas,
- rutinarios, repetitivos y mecánicos - de la vida cotidiana y laboral provocan
una tensión excesiva en zonas corporales, grupos musculares y articulaciones,
mientras que dejan completamente inactivas otras partes del cuerpo; Unos músculos quedan demasiado
contraídos, mientras que otros demasiado pasivos; Unas articulaciones
comprimidas predispuestas a la artrosis y otras lasas propicias al esguince; Un
desequilibrio de la estructura corporal y de la energía o de la tensión. Estas consecuencias son generadoras de
dificultades motrices, tensiones, estrés, desgaste prematuro.
La excesiva
tirantez o agarrotamiento muscular pueden llegar a provocar la desviación de
huesos o vértebras. El hundimiento, por ejemplo, de una vértebra lumbar puede
pinzar un nervio produciendo ese agudo dolor conocido como ciática, o en otros
casos más benignos el dolor es solo un lumbago. En cualquiera de estos sucesos,
el desequilibrio muscular ha producido la inclinación de la pelvis hacia
adelante, lo cual conlleva, además de los daños enunciados antes, el mal funcionamiento de los órganos
contenidos en ella, fundamentalmente del aparato digestivo. En otros casos,
el desequilibrio atañe más al tórax mediante una cifosis, dificultando el
funcionamiento de corazón y pulmones.
Estos malestares físicos acarrean
otros a nivel psíquico como desgana, preocupación, amargura, depresión…
Por otra parte,
los movimientos rutinarios, repetitivos
y estereotipados no transmiten ninguna información sensorial al cerebro y nos
convierten en seres insensibles y mecánicos.
Estos hechos
son interpretados erróneamente por la persona que los sufre, como resultado
lógico del paso de los años, de la vejez. Sin embargo son únicamente el resultado lógico de una mala utilización
del cuerpo.
La solución a
todos estos problemas es la práctica periódica del movimiento adecuado en
cuanto a cantidad y calidad, en base a las leyes naturales del movimiento.
El Movimiento Orgánico es un método que se
preocupa de restablecer, prevenir y
mantener tanto el equilibrio
corporal, como la sensibilidad y la
estimulación mental, solucionando los problemas enumerados anteriormente.
El Movimiento Orgánico basa su método de
trabajo en lo que se considera las leyes
naturales del movimiento. Una serie de aspectos que permiten que el
movimiento se desarrolle de forma óptima manteniendo lubricados y flexibles las
articulaciones, con el máximo ahorro de energía.
Las leyes
naturales del movimiento desarrolladas en las clases o sesiones de Movimiento Orgánico pueden sintetizarse
en los siguientes puntos:
·
Ajustar el grado de energía o tensión utilizado en cada postura
o movimiento para no causar un desgaste excesivo ni fatiga en ninguna zona;
·
Favorecer claramente las fases de distensión, relajación o descanso en cada movimiento;
·
Desbloquear las zonas de tensión para que la
energía pueda circular libremente, regar y activar el conjunto del cuerpo;
·
Reequilibrar tanto una zona aislada como el
conjunto del cuerpo respecto a la capacidad de contracción y de estiramiento de
los músculos agonistas y antagonistas;
·
Dar preponderancia a la acción de los centros energéticos: pelvis - columna - omóplatos;
·
Flexibilizar cada articulación y segmento corporal
El Movimiento Orgánico se propone de tal
modo que despierte la sensibilidad y sea un estímulo para las capacidades
mentales, generando nuevas conexiones en las neuronas, estructurando la mente,
así como buscando una nueva actitud psicofísica: ritmo tranquilo y sosiego en
la actividad, sensibilidad y vitalidad y un nuevo hábito postural y de
movimiento.
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