CONEXIÓN CONSIGO MISMO = SENTIR
¿Qué es anterior, sentir o estar en conexión?
Podemos estar en conexión -con lo que sea, con nosotros, con los demás, con el
entorno- con la condición de sentir, si nuestros sentidos están en el acto de sentir aquello
que nos hayamos propuesto, si nuestros sentidos están abiertos a la percepción.
Entonces, es necesario poner los sentidos en lo que deseamos sentir, lo cual
requiere un acto de atención y de concentración en aquello que queremos sentir.
Y esto, poner los sentidos atentos a algo, estar sintiendo ese algo, es estar
en conexión con ello.
Luego, hasta aquí, sentir es la premisa para estar en
conexión, y la conexión amplifica el acto de sentir.
Quizá haya que añadir la
palabra consciencia.
Estar en conexión significa estar en el momento presente
sintiendo conscientemente, con la atención centrada en ese acto. Sin estar en
otros pensamientos, fantasías o imaginaciones. Sin dispersarse con otros
elementos. Y si esto ocurre, ser conscientes de que nos hemos ido de donde estamos
y podemos volver a ello sin más.
Sentir y estar en conexión son indisociables, se necesitan
mutuamente, aunque lo prioritario es sentir.
Para entrar en conexión con lo que
queremos hacer, comenzamos poniendo la atención en sentir lo que hacemos. Para
sentir lo que hacemos, hemos de estar en contacto con ello. Estar en conexión
implica poner la atención y los sentidos en lo que estamos haciendo sin
dispersión.
Entonces, estar en conexión conlleva además centrar la energía que
utilizamos, no malgastarla en otras tareas, que es lo que ocurre, al estar en
otros pensamientos, o dispersarse.
Y centrar la energía es fijar el tono, focalizarlo, utilizándolo de forma correcta, adecuada, tener el tono justo que requiere la
acción.
Es decir, estar equilibrado.
Según lo que entendamos por relajación es
también esto o no.
Si entendemos que relajación significa estar tranquilos con
lo que se está haciendo, si, es así.
Si creemos que estar relajados es no hacer
nada, entonces no.
“Científicamente” podríamos decir, por ejemplo, que, si
relajo un músculo, ello consiste en eliminar su tensión.
Pero, mientras estemos
vivos, el músculo aún estando relajado tiene una cierta tensión. Mientras
estemos vivos, todo nuestro ser mantiene un cierto grado de tensión o de
energía. Por tanto, hablamos de relajación cuando rebajamos la tensión habitual
que se tiene.
Estar en conexión es estar sintiendo el momento
presente de nuestro estar en lo que estemos, conscientemente, lo que conlleva
centrar la atención y la energía, no malgastarla estando en otros pensamientos
que nos dispersan, estar equilibrados, tranquilos relajados en lo que estamos.
Las situaciones de estrés o de ansiedad, son contrarias a estar centrado y en
conexión. Significa estar malgastando la energía, la atención, estar inquietos,
con otros pensamientos, temores o fantasías lejos de la realidad.
- El conocimiento del movimiento -y cada clase-
se inicia –y se desarrolla- bajo la práctica de sentir. Sentir es el
primer eslabón. El acto de sentir, es experimentar, probar, con el
propio cuerpo. Y esto nos lleva a aprender, conocer, saber. El acto de sentir
nos produce placer o displacer lo que va ligándose paulatinamente con la
emoción y los sentimientos. Un conocimiento sentido, disfrutado,
experimentado.
- El acto de sentir focaliza nuestra atención,
nos concentra. Nos hace estar en el momento presente, en nuestro propio
cuerpo, en lo que estamos haciendo. Sentir no es pensar, ni fantasear,
ni imaginar. (Aunque las sensaciones pueden conducir a la imaginación, y
en este caso lo damos por válido) En general, el pensamiento, la
imaginación y la fantasía nos llevan fuera de nosotros, al exterior, a
otras tareas, al pasado o al futuro, nunca al presente. Aunque, también es
verdad, que en determinados momentos hay que dejarse ir al pasado o al
futuro, dejar que la imaginación se meta en el cuerpo a través del
movimiento.
- Sentir
es estar en el propio cuerpo en el momento presente. Ese acto nos
centra, diluye nuestras tensiones, nos relaja, nos equilibra. Nos hace más
sensibles y disponibles, más abiertos para nosotros y para los otros. Y para emprender y
realizar cualquier tarea. El estrés
por el contrario significa estar fuera de nosotros, en otras “pre-ocupaciones”, sueños o temores. Nos
inquieta y dispersa.
- Sentir
es abrir las puertas de la percepción y la consciencia. De mantenerse
alerta, concentrado, observando. Sentir en definitiva es conectar
consigo mismo, -contacto corporal consciente consigo mismo-,
y por añadidura, contacto corporal consciente con el espacio y con los
demás.
La creación de un ambiente
sensorial y de experimentación propicio viene dado fundamentalmente por la
actitud –el papel sugerente y motivador- del profesor-. (Pero el
profesor solo es un guía, el protagonista auténtico es el alumno, quien lleva a
cabo el acto de sentir.
El profesor ha de encontrar los medios para favorecer
la experiencia del alumno. Si un caso concreto no sirve, ha de buscar otros.
Cada alumno es distinto. Generalicemos que el alumno no está preparado para
iniciar la experiencia de sentir porque él busca una meta, y no un camino, ¿Qué
hacemos entonces? Habrá que cogerle de la mano, acompañarlo en el camino, e ir mostrándoselo. Habrá que enseñarle a sentir poco a poco. Pero quizá el
problema esté en la falta de concentración, de contacto, de conexión consigo
mismo, con lo que está haciendo, por lo tanto el 1º objetivo para esto es
desarrollar la capacidad de conexión. Y esto es lo difícil, porque estamos
inmersos en la dispersión.
- Este papel es esencial para conseguir el
objetivo de sentir y establecer el contacto consigo mismo, además de
disfrutar del movimiento –solo se aprende realmente aquello que se
disfruta, que emociona y conmociona, que conecta consigo mismo-, y a
partir de ese disfrute se pueden ir conociendo e integrando las leyes por
las que ha de regirse el movimiento.
- No concebimos el movimiento de un modo mecanicista –como el manejo de una máquina- ni como una técnica rígida inflexible, sino de un modo sensorial, emocional, flexible, en el que cada persona puede adentrarse a su modo según su personalidad y sus características, con la guía o acompañamiento del profesor.
- El
profesor debe transmitir con su actitud, la pasión por lo que hace.
- Solo se ha de guiar pedagógicamente el proceso
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